La tularemia también conocida como fiebre de los conejos es una enfermedad infecciosa muy poco frecuente que suele afectar a los ojos, la piel, los ganglios linfáticos y a los pulmones. La tularemia es causada por una bacteria llamada Francisella tularensis. La sintomatología de la enfermedad incluye diarrea, vómitos y otros problemas digestivos.
Herida causada por la bacteria Francisella tularensis |
La tularemia afecta mayoritariamente a los mamíferos, especialmente los roedores, aunque también puede infectar aves y animales domésticos como gatos y perros.
Esta enfermedad se contagia a los seres humanos de varias maneras, con la picadura de un insecto y con la exposición directa de un animal ya infectado. La tularemia es muy contagiosa y potencialmente mortal, por lo general se pueden tratar eficazmente con antibióticos específicos si se diagnostica a tiempo.
La tularemia no se contagia de persona a persona y tampoco no se produce en los seres humanos. La bacteria que causa la tularemia puede vivir durante semanas en el agua, el suelo y en los restos de animales muertos. La tularemia tiene varias formas de transmisión como las picaduras de insectos, garrapatas, mosquitos, entre otros. La manipulación de animales contagiados también es un riesgo ya que la enfermedad se trasmite por contacto entre heridas de animales contagiados y los seres humanos. La inhalación de la bacteria en el aire también puede contagiar la tularemia del tipo neumónica. También es posible contagiarse de la tularemia por beber agua contaminada o comer la carne de un animal infectado.